Si estás de paso por Madrid o pasando unos días por allí, o incluso si eres de la capital y nunca has estado, Aranjuez es una excursión imprescindible.

Su espectacular palacio, que es uno de los más bonitos de España, sus maravillosos jardines llenos de monumentales fuentes… te trasladarán a otra época e incluso te harán sentir como parte de la realeza.

Ubicación

Aranjuez es una ciudad que se encuentra en el sur de Madrid (centro de España) a orillas del río Tajo.

Cómo llegar

En coche: carretera Madrid-Aranjuez; A-IV, desvío a la M-305.

En autobús: Línea Madrid-Aranjuez desde la Estación Sur de Autobuses Méndez Álvaro (Empresas AISA y SAMAR)

En tren: Línea de Cercanías C-3 (Estación de Atocha, Nuevos Ministerios, Sol o Chamartín)

Dónde aparcar

Es muy sencillo aparcar por los alrededores del Palacio Real, hay mucho sitio y además es gratuito. La Avenida de Palacio que es la calle que conecta con la estación de tren es la mejor opción.

Qué ver

Historia y belleza llenan cada rincón de este Real Sitio, que forma parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Rodeado por un total de 111,23 hectáreas de jardines visitables y ubicado en una fértil vega en la confluencia del Tajo y del Jarama, el Palacio Real de Aranjuez ha sido la residencia campestre por excelencia de los Reyes españoles.

Palacio Real

El Palacio Real de Aranjuez, construido por Felipe II sobre el emplazamiento del antiguo palacio de los maestres de Santiago, debe su arquitectura a Juan Bautista de Toledo, que lo inició en 1564, y a Juan de Herrera, quien sólo llegó a terminar una mitad.

Aunque lleno de rasgos originales en su planteamiento, el edificio resulta característico del clasicismo de los Austrias con alternancia de piedra blanca y ladrillo. El plan original fue continuado por Felipe V en 1715, pero no terminado hasta 1752 por Fernando VI. En la forma regular que Juan Bautista de Toledo había concebido, y que había tardado dos siglos en terminarse, el palacio sólo se mantuvo veinte años. En 1775 Carlos III encomendó a Francesco Sabatini la ampliación de dos alas, que conceden al Palacio su característica forma de “U”. El italiano también concibió el diseño de la verja, que no se colocó hasta 1973. La ausencia de esta barrera podría explicar el éxito del famoso motín de Aranjuez de 1808.

Vista del Palacio Real desde la Plaza de Parejas

La decoración de los Salones Oficiales que forman parte de la visita pública es principalmente de la etapa de los Borbones. Entre estos espacios, podrás conocer, el Tocador de la Reina, el Salón de baile, el Comedor de gala… y espacios tan exóticos y sorprendentes como el Gabinete Árabe, el Gabinete de porcelana o el Gabinete Chinesco, decorado con 200 cuadros regalados a Isabel II en 1846 por el Emperador de China.

Sala de los Espejos ©Foto de Patrimonio Nacional

Horarios

  • Invierno (octubre a marzo) de martes a domingo 10:00-18:00 h.
  • Verano (abril a septiembre) de martes a domingo 10:00-19:00 h.
  • Cerrado todos los lunes y los días 1 y 6 enero, 30 mayo, 8 septiembre, 24 y 31 diciembre.

Tarifas

  • Entrada general 9€
  • Entrada reducida 4€ (5 a 16 años, estudiantes menores 25 años con carné, mayores 65 años)
  • Entrada gratuita para menores de 5 años, familias numerosas, desempleados, discapacitados…
  • Días de entrada gratuita para todos los ciudadanos residentes de la Unión Europea de octubre a marzo miércoles y domingos 15:00-18:00 h. Abril a septiembre miércoles y domingos 15:00-19:00 h.
Gabinete de Porcelana ©Foto de Patrimonio Nacional

Real Casa del Labrador

En los confines del Jardín del Príncipe se alza este palacete de pequeñas dimensiones, que le debe su nombre a su aspecto original, relativamente modesto. Carlos IV, siendo Príncipe de Asturias, quiso edificar una “casa de campo” en su residencia de Aranjuez, destinada a su descanso matinal, al almuerzo con amigos, conciertos… y otras actividades de recreo. A partir de 1798, el soberano decidió transformar la casa rústica en el lujoso palacete que conocemos hoy en día.

  • Actualmente se encuentra cerrada al público y no puede visitarse el interior.

Museo de Falúas

Falúa Real de Carlos IV ©Foto de Patrimonio Nacional

Es sin duda uno de los museos monográficos más singulares de las colecciones reales españolas. Situado dentro del Jardín del Príncipe cerca del embarcadero, posee una de las colecciones más espectaculares de embarcaciones que los reyes de España utilizaban para navegar por el Tajo. Entre todas destacan la falúa que perteneció a Carlos IV, creada en Cartagena y decorada por Salvador Maella, y la más espectacular y antigua del museo, que data del reinado de Felipe IV.

  • La entrada está incluida al comprar la del Palacio Real y los horarios de visita son los mismos.
  • No se permite hacer fotos dentro del museo.

Jardín del Príncipe

Estanque de los Chinescos en el Jardín del Príncipe

Creado por Carlos IV, quien lo inició siendo todavía Príncipe de Asturias y lo concluyó siendo Rey, entre 1789 y 1808. Contrapuesto al de la Isla, es un Jardín paisajista que sigue la moda inglesa y francesa de fines del XVIII, pero conviene no olvidar que en él se integran elementos anteriores, como la huerta de la Primavera y el embarcadero de Fernando VI, y lo hecho por Carlos IV no es uno sino varios jardines.

Una de las puertas de acceso al Jardín del Príncipe

Se accede al Jardín por la primera de las entradas monumentales, la puerta del embarcadero, y avanzando por la calle del mismo nombre queda a la derecha la antigua huerta de la Primavera, y a la izquierda el Tajo, que hace una curva con la que se encuentra el final de esta avenida: allí está el embarcadero que da nombre a la calle, precedido por una glorieta con cinco pintorescos pabellones. El más grande o pabellón real fue levantado por Bonavía en 1754, mientras que los otros cuatro se edificaron durante el reinado de Carlos III, para que el príncipe y la princesa de Asturias, Carlos y María Luisa, los utilizasen como casino de recreo; entonces se dispuso también, entre ellos, el pequeño jardín ochavado, que a modo de patio de honor separaba la calle del Embarcadero y el pabellón principal. Un casino semejante tenía el infante don Gabriel al otro lado del río.

En el jardín destacan la Fuente de Apolo, la Fuente de Narciso, la Fuente de las Cabezas, los Chinescos y la Montaña Rusa.

Fuente de Apolo en el Jardín del Príncipe

Jardín del Parterre

Fuente de Hércules y Anteo

Bajo la galería que une la residencia real con la Casa de Oficios se abre una pequeña puerta que da acceso al Parterre. Ante la fachada meridional de Palacio, la única que se remonta al siglo XVI, está el Jardín del Rey, que es un ejemplo modelo del “Jardín cerrado”, adornado con estatuas, síntesis de la herencia mudéjar y de las influencias renacentistas italianas, tan usual en los Palacios Reales españoles de los Austrias. Este Jardín y otros dos similares, uno al Norte y otro a lo largo de la fachada oriental, habían de formar un conjunto de giardini segreti en torno a la residencia regia, de modo prácticamente igual al de los que en El Escorial rodean la Casa del Rey.

Jardín del Rey, parte del Jardín del Parterre

Jardín de la Isla

Jardín de la Isla y su ría que desemboca en cascada

La fachada norte del Palacio está separada del Jardín de la Isla por una ría enlosada, que se ensancha en abanico formando la Cascada llamada de las Castañuelas, obra de Bonavía. La ría se puede atravesar por dos puentes – uno, con escalones, data de 1733 – el otro surgió en principio como simple boca de las compuertas que dan entrada al agua del Tajo, pero luego se habilitó encima una rampa para que entrase en el Jardín la carriola de la Reina, tal y como aparece en los cuadros de Battaglioli que muestran las fiestas de Farinelli. Para acceder a la isla es más evocador bajar por el puente escalonado, que se une al bello conjunto barroco de la fuente de Hércules, con sus estanques y pasarelas del siglo XVII.

El Jardín de la isla adquirió su estructura definitiva en 1560, merced a Felipe II y Juan Bautista de Toledo. La iniciativa de convertir el vergel de la isla en un jardín italoflamenco arranca de la idea de Carlos V de elegir Aranjuez “para en él fundar una casa de campo para su recreo”, según una Real Cédula de 30 de abril de 1544, ampliando otra ocho años anterior. Pero fue su hijo quien durante su etapa de gobierno, siendo Príncipe, emprendió las obras de ordenación en agricultura, riegos y calles. Contó para ello con Gaspar de Vega y Alonso de Covarrubias, que en 1550 estableció la forma en que habían de ser dispuestas las calles y cruceros de los Jardines y las puertas de mármol de la huerta.

Aquí destacan la Fuente de Hércules e Hidra, la Fuente del Reloj o del Anillo, la Fuente de Venus, la Fuente del Dios Baco, la Fuente de Neptuno, la Fuente del Niño de la Espina, la Fuente de Apolo y la Fuente de la Boticaria.

Casa de Oficios y Caballeros

Ocupan el lateral occidental de la plaza de la Mariblanca a la que abren sus bellos sopórtales.

Su función era la del mantenimiento y administración del Real Sitio y alojamientos del sequío, especiales en época de jornadas Reales.

Ambas construcciones aparecen unificadas hacia la Plaza de San Antonio, aunque responde a distintos momentos. La Casa de Oficios fue proyectada por Juan Herrera (1584), prolongándose su construcción durante el siglo XVII.

Iglesia de San Antonio

Plaza de San Antonio, al fondo la Iglesia de San Antonio, a la derecha la Casa de Oficios

Proyectada por los arquitectos Isidro González Velázquez y Santiago Bonavia en el siglo XVIII. Tiene su origen en un oratorio que Felipe IV mando habilitar como provisional debido a la poca capacidad de la Capilla Real que solo tenía dos altares. Fue también utilizada como cuartel por las tropas napoleónicas. Se integra en la formación de la plaza de San Antonio, centro neurálgico de Aranjuez y conocida tradicionalmente como la plaza de la Mariblanca, primera de las iniciativas de la expansión urbana del Real Sitio. Se concibió como capilla real, ocupando el punto de fuga de la plaza y asimilándose a un sistema de arquearías que articulan el gran espacio, mediante un juego de curvas y contra curvas.

Plaza y fuente de La Mariblanca

Fuente de la Mariblanca

La Fuente de la Mariblanca está situada en la Plaza de San Antonio de Aranjuez, es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad y querida por los habitantes de la misma. La Fuente es de la segunda mitad del siglo XVIII y es obra del escultor Juan Reyna. En 1830 la fuente fue ornamentada por un conjuntos formado por lagartos, caracolas, amorcillos cabalgando sobre tritones y tres leones, dos de ellos con una bola entre sus garras y un tercero sujetando un castillo, obra de Alejandro González de Velázquez.

Estación de ferrocarril

Fachada de la estación de ferrocarril

La estación de Aranjuez o desembarcadero de Aranjuez, estaba situada junto al Palacio Real y cercana a las quintas del duque de Valencia y del propio marqués de Salamanca. Tenía la misma disposición y dependencias que la de Madrid, con la salvedad de que la puerta central de entrada al andén de cabeza, era mayor para permitir el paso de un tren. Contaba con seis cambios de vía, cinco plataformas para carruajes y tres para locomotoras. Las instalaciones principales de tracción se encontraban aquí, donde la cochera tenía capacidad para ocho locomotoras. Poseía además un taller para la reparación de máquinas.

Mapa con todos los puntos de interés